El Congreso de Estados Unidos aprobó la mañana de este viernes un crucial acuerdo presupuestal sobre la financiación del Estado federal y las reformas deseadas por el presidente Donald Trump, al término de una maratónica jornada que tuvo a la administración cerrada por algunas horas durante la noche por falta de fondos.
La Cámara de Representantes aprobó por 240 votos contra 186 el proyecto de ley bipartidista luego de que el Senado hiciera lo mismo (por 71 votos contra 28) la noche del jueves al viernes, después de que el gobierno estuviera teóricamente en "shutdown" desde medianoche, el cierre parcial de la administración, por segunda vez en tres semanas.
El proyecto, que extiende hasta el 23 de marzo el financiamiento del gobierno federal, debe ser enviado para la firma del presidente Donald Trump para que entre en vigencia y ponga fin a esta saga sobre el presupuesto que se extiende desde hace cuatro meses.
Estas seis semanas de créditos acordados a la administración estadounidense dan el tiempo a los legisladores de transcribir el acuerdo presupuestario concluido en una propuesta de ley permanente.
Inutilidad
El acuerdo ofrece a Trump la posibilidad de cumplir con una de sus promesas de campaña, el alza del presupuesto militar, aumentando el techo de la deuda hasta marzo de 2019.
La oposición demócrata obtuvo de su lado un aumento similar para gastos no militares como la lucha contra los opiáceos, la cobertura médica para niños pobres, inversiones en infraestructura, y una ayuda de 90.000 millones de dólares para los Estados devastados por huracanes e incendios en 2017.
En total, el aumento podría llegar a casi 300.000 millones de dólares por año, según fuentes del Senado.
El presidente de la cámara de Representantes, Paul Ryan, admitió la perversidad y "la inutilidad" de esta parálisis que afectaría a cientos de miles de funcionarios amenazados con un desempleo técnico. Esta situación ilustra la polarización entre los legisladores estadounidenses pese a que el proyecto aprobado recibió el apoyo de dirigentes republicanos y demócratas.
Al término de una jornada llena de sobresaltos, los senadores tuvieron que convocar a una repetición de la sesión luego de haber superado el plazo de la medianoche, hora a partir de la cual el gobierno no disponía de fondos para funcionar.
Esa situación obligaría al gobierno a poner en desempleo técnico a cientos de miles de funcionarios en ministerios, servicios fiscales o parques nacionales. La administración Trump había registrado una primera parálisis el 20 de enero ante la falta de acuerdo sobre el presupuesto. Esta paralización se extendió por tres días.
El voto en el Senado estuvo bloqueado durante varias horas por el senador republicano Rand Paul que se oponía a subir el techo de la deuda estadounidense.
Este republicano del ala conservadora cuestionó duramente el aumento de la deuda, y en particular la irresponsabilidad fiscal de su propio partido.
"No puedo con toda honestidad y buena fe simplemente mirar para otro lado porque mi partido ahora es cómplice de los déficits", dijo.
El presidente del Senado tuvo que suspender la sesión a medianoche (05H00 GMT) para abrir una nueva un minuto más tarde y concretar la votación.
La Cámara de Representantes votó el mismo texto poco antes de las 05H30 locales (10H30 GMT).
Fuerzas armadas y clase media
El jefe de la mayoría en el Senado, el republicano Mitch McConnell, y su homólogo demócrata, Chuck Schumer, habían alcanzado el miércoles un terreno de entendimiento sobre los montos de los presupuestos 2018 y 2019, permitiendo al gobierno planificar a largo plazo sus gastos e inversiones.
"Este presupuesto permite ambas cosas, financiar a nuestras fuerzas armadas y a la clase media (que) desde hace décadas sufre de una inútil austeridad que el mismo Congreso le impuso", había afirmado Schumer el jueves.
Pero algunos republicanos estimaban que ese texto aumentaría considerablemente la deuda del país, luego de que una ley sobre una baja masiva de impuestos fue aprobada recientemente.
Del lado demócrata, se oponían a la propuesta porque no mencionaba la regularización de cientos de miles de inmigrantes clandestinos llamados "Dreamers".
Los "dreamers" estaban protegidos de la deportación con el DACA, un decreto de la era Obama. Pero Trump lo derogó en septiembre pasado, fijando el 5 de marzo como fecha límite para que el Congreso legisle.